lunes, 10 de febrero de 2025

Maquillaje con historia: el mito de Pigmalion y Galatea

Febrero, es el mes del amor por excelencia, y no quería perder la oportunidad en este mes de contaros uno de los pocos mitos griegos que terminan con final feliz... pero feliz de verdad, sin condiciones ocultas, porque los Dioses griegos tendían siempre a hacer la puñeta, creías que te ayudaban y no te contaban la letra pequeña, y ríete tú de las hipotecas de ahora, para condiciones chungas las de las divinidades del Olimpo.

Afrodita, diosa del amor y la belleza, cuyo nombre significa nacida de la espuma, precisamente nació así, saliendo del mar en una ostra gigante (como la pintura de Boticceli) frente a las costas de Chipre. Por ello, siempre le tuvo un cariño especial a esta isla, como el primer lugar que la recibió. 

Se erigían muchos templos en su honor, y ella colmaba a las gentes de la isla de un gran deseo de amor y "sensualidad", vamos a decirlo así. Vamos que estaban siempre como las abejas en primavera... *.*

En Creta vivía un joven y atractivo escultor, Pigmalion, que se sentía constantemente acosado por las damas de Creta, y que se negaba a estar con ninguna de ellas, porque pensaba que nunca viviría un auténtico amor, ya que todas ellas se comportaban así por el embrujo de Afrodita. 

El joven, ya había renunciado al amor y se centró en su trabajo. Recibiendo el encargo de hacer una estatua a un General romano. Afrodita, creyó que renunciando al amor la estaba retando, por lo que decidió gastarle una broma muy pesada. Mientras Pigmalion trabajaba en el encargo de la estatua del militar, veía que el rudo rostro de aquel hombre, con el paso de los días se afinaba surgiendo formas femeninas, voluptuosas caderas, carnosos labios... no había cincelada que hiciera que resultase ligeramente parecida a la cara o cuerpo del hombre del encargo. 

Tal era la perfección que estaba alcanzando la figura, que comenzó a enamorarse de la fría escultura, a ella le contaba todos sus pensamientos y cada uno de sus secretos, la puso nombre, Galatea (la blanca), de hecho al llegar al taller, siempre entraba dándole un beso en sus fríos labios de piedra.

Desolado, pues al final no dejaba de tener el alma sensible de un artista, y sabiendo que nunca podría ser correspondido por la figura, durante las fiestas en honor a Afrodita, se plantó en el templo dedicado a ella, y le rogó, y le lloró que le dejará sentir el amor verdadero que llevaba anhelando tanto. 

Afrodita sintió compasión por sus ruegos, y creyó que la broma ya había sido suficiente, y que ahora que Pigmalion imploraba en su templo, merecía la redención. 

Al llegar al día siguiente al taller, Pigmalion besó a Galatea, como cada día, con la diferencia de que, ese día, sintió calor en sus labios. Se detuvo a pensar si había sido fruto de su imaginación o realmente lo había sentido. Volvió a darle esta vez varios besos seguidos, y sintió aún más calor. Comenzó a besar cada pedacito de mármol, descubriendo ante sus ojos como Galatea cobraba vida. 

Y así los 2 enamorados, pudieron descubrir el amor verdadero. 

PD: El viernes tomaremos la máquina del tiempo, hasta Chipre en tiempos de la antigua Grecia, y con un poquito de suerte, veremos a Galatea. Te vienes??? 

Un besito amores y feliz comienzo de semana!!!


4 comentarios:

  1. Oh, the perfect way to start Valentine's Week. Thank you so much for this. Can't hardly wait for the "time machine". You are so creative💗💗💗💗💗💗

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado este mito, que no conocía por cierto, ¡muchas gracias por compartir y feliz semana! :)

    ResponderEliminar
  3. A fantastic post, very nice written.
    I wish you a wonderful new week

    ResponderEliminar